jueves, 27 de diciembre de 2007
Palabras para acabar el año
jueves, 20 de diciembre de 2007
Como en casa
lunes, 10 de diciembre de 2007
A propósito de los Balcanes (I)

[1] Aunque en la práctica son tres religiones, para este caso se podría hablar de dos religiones (cristiana y musulmana), porque las diferencias entre la iglesia cristiana ortodoxa y la católica se deben, principalmente, más a cuestiones organizativas y de creencias colaterales que a la esencia misma de su fe.
[3] Siempre me ha llamado la atención como el Islam se nos ha planteado a los cristianos como la religión enemiga, más allá del judaísmo, cuando que éstos no reconocen a Jesucristo ni siquiera como profeta y en cambio aquellos sí. Me inclinaría a pensar que se debe a una cuestión de fuerzas. El judaísmo no está en condiciones de competir con el cristiano, en número de seguidores, en cambio el Islam tuvo, en su momento, una fuerte expansión que amenazó la soberanía del cristianismo.
sábado, 1 de diciembre de 2007
Marcos es un gay

"Marcos es un gay en San Francisco, un negro en Suráfrica, un asiático en Europa, un chicano en San Ysidro, un anarquista en España, un palestino en Israel, un maya en las calles de San Cristobal, un judío en Alemania, un gitano en Polonia, un mohicano en Quebec, un pacifista en Bosnia, una mujer sola en el metro a las diez de la noche, un campesino sin tierra, un miembro de una banda en los suburbios, un trabajador desempleado, un estudiante infeliz y, naturalmente, un zapatista en las montañas"
Subcomandante Marcos
domingo, 25 de noviembre de 2007
¿Estás preparad@ para combatir este discurso?


lunes, 19 de noviembre de 2007
La vida no me sonríe, se descojona
domingo, 11 de noviembre de 2007
Ni siempre, ni nunca, ni todo, ni nada
Eso he tenido que recordar y vengo diciéndome desde el jueves pasado. Y es que no hay nada peor que interiorizar que uno es bueno o malo en algo de manera fija o definitiva.
Normalmente o casi siempre mi inteligencia espacial me deja en evidencia, casi nada de lo relacionado con cocinar me gusta, casi todo lo relacionado con la naturaleza me es lejano...
Son cosas que ya sabía, pero que la vida tiende a recordar de vez en cuando para poner un poquito de realismo, de humildad y de optimismo. No, no es recordar en que soy bueno o en qué soy malo. No es eso. Se trata de recordar que no soy siempre así, sino normalmente soy así. Eso me permite fallar cuando no me lo espero y acertar cuando ya lo creía perdido. La cuestión es que esta vez me ha tocado recordar que puedo fallar cuando creía que no.
El hecho en sí, nada del otro mundo: una entrevista de trabajo mal hecha. Antes de ir algunos me decían que no iba a tener problemas y yo pensaba, por supuesto, eso es lo mío: hablar y venderme bien. Pues por esta vez ninguna de las dos.
Conclusión: si alguna vez no sonrío o no saludo con ánimos, no te preocupes, porque normalmente soy así, pero no siempre. No sabes cuánto alivio da permitirse no ser estático, fijo, constante, aunque normalmente lo sea.
sábado, 10 de noviembre de 2007
Como tú quieras (dúo con Rebeca)
domingo, 28 de octubre de 2007
Por qué no leer

Hace poco leí un libro, que al principio me encandiló, luego me defraudó un poco y al final terminó por gustarme. Me lo dejó mi amiga Iraya y, la verdad, se lo tengo que agradecer. Buen libro: La magia de leer.
Después de dar muchas razones para leer, los autores se limitaron a decir que es bueno leer porque es divertido, lo demás sobra. Si leer no fuera divertido no leeríamos y punto, o no se leería tanto. Leer por todo lo que se dice arriba está bien, pero no es suficiente. Si leer es un esfuerzo, desaparece su encanto. A quién no le ha pasado estar buscando huecos libres para poder coger el libro y desconectar de la realidad, perderse en el universo mágico de las páginas.
Cierto es que a veces hay que hacer esfuerzos para coger el libro, que a veces no motiva. Está claro que leer implica un esfuerzo en comparación con la tele o con Internet, pero cuando uno ha cogido el ritmo, el esfuerzo es dejar el libro porque uno ha quedado o porque tiene que salir.
Y cuando un libro se convierte en divertido, se convierte, inseparablemente, en enriquecedor, en maestr@, en un potente vehículo de aprendizaje.
Cuando trabajaba como Educador Social, cada vez que iniciaba un nuevo taller y/o curso, lo hacía diciendo que eran imprescindible dos cosas: divertirnos y aprender. Las mujeres (que eran las que participaban de los proyectos) lo veían como cosas opuestas y suponían: aprenderemos en las clases y nos divertiremos en los descansos. Esa no era mi intención, aunque a veces fuera así. Lo suyo era divertirse y aprender de forma inseparable. Les decía que tenían que venir con ganas de divertirse. Ése era un requisito básico para poder participar del proyecto. “La que no esté dispuesta a divertirse que se quede en casa”. Pero claro, decir esto a mujeres con un montón de tareas al día, era como decirles que venían a hacer jueguitos, en lugar de estar cumpliendo con sus responsabilidades o de salir a buscar trabajo. La otra parte era que allí íbamos a aprender mucho, pero no sólo ellas sino también yo. Aprenderíamos cómo relacionarnos, como afrontar nuestros problemas del día a día, cómo conocerse a uno mismo, cómo re-descubrir quién eres, cómo buscar trabajo, cómo mantenerlo,… Pero es imposible aprender si uno se aburre.
Aunque nos lo venden como cosas opuestas, no lo es, diversión y aprendizaje son dos caras de una misma moneda que es indivisible. Hablo de aprendizaje, no de memorizar. Todos hemos memorizado muchas veces para un examen y olvidarlo al día siguiente. Aprender es otra cosa.
lunes, 22 de octubre de 2007
LAS GUERRAS MIENTEN (íntegro de Galeano)

lunes, 15 de octubre de 2007
¿Por qué se pelean Irán y Estados Unidos?

La lucha por recursos suele ser uno de los factores más relevantes en cualquier conflicto. En este caso nos encontramos en una región rica en petróleo y gas. Esto significa que Irán es rico en energía tan necesaria para Estados Unidos. Irán sabedor de esta situación comercia con China y Rusia, y es a estos países a los que vende energía. Estados Unidos pretende por lo tanto controlar la zona y asegurarse así el abastecimiento energético durante muchos años. Analizando esta lógica se nos plantea una cuestión, si Irán necesita vender petróleo debido a su precaria economía y Estados Unidos necesita obtenerlo debido a su alta dependencia del mismo ¿por qué no llegan a un acuerdo en el cual los dos salen beneficiados?
Es aquí donde nos aproximamos a la verdadera causa de fondo del conflicto. Irán y Estados Unidos no cooperan en su mutuo beneficio por diferencias ideológicas. El país persa es una República Islámica regida por el poder religioso chiíta. Estados Unidos considera que Irán está sometido a una dictadura islámica que impide la democracia. Desde ahí se opone al régimen teocrático de Teherán condenándolo con sanciones económicas. Irán a su vez cataloga a Estados Unidos como el Gran Satán, el principal enemigo del Islam. Otra vez debemos detenernos en este discurso y preguntarnos por qué entonces Estados Unidos comercia con otros países islámicos donde tampoco hay democracia, como es el caso de Arabia Saudí.
Irán y Estados Unidos mantienen un conflicto ideológico histórico. Con el rechazo estadounidense a finales de los años 70 a que prosperara la Revolución Islámica en detrimento de un gobierno que le había permitido a Estados Unidos explotar el petróleo, el país anglosajón fue considerado por el nuevo régimen teocrático como el principal enemigo del Islam. A partir de ese momento se rompen los lazos diplomáticos y Estados Unidos pierde su influencia sobre el país asiático y su capacidad de obtener los recursos fósiles tan necesarios para su economía. Es por tanto una cuestión ideológica la que mantiene el conflicto. Posiciones donde ninguna de las partes están dispuesta a negociar y nunca han tenido la intención en el pasado.
Con Reagan al frente de Estados Unidos y Khomeini al
del Irán se inicia el conflicto histórico
Las tres causas están íntimamente relacionadas. Asegurarse el abastecimiento energético y la salud de su economía llevó a Estados Unidos a oponerse a la subida al poder del chiísmo, el cual cuando obtuvo el poder se opuso fuertemente a Estados Unidos generando ahí una lucha ideológica propiciada por intereses económicos.
El programa nuclear armamentístico de Irán ha servido para polarizar aún más el conflicto, pero no es en sí mismo la causa de éste. Se le puede considerar el detonante de la actual situación, que le puede servir a Estados Unidos para justificar acciones y sanciones más duras, con el apoyo de la comunidad internacional, sobre el régimen iraní que faciliten un cambio de régimen. Por su parte, el gobierno de los ayatolás convierte esta nueva crisis nuclear en causa nacional, avivando así los ideales de la Revolución mermados entre su población por las durezas económicas a las que se ven sometidos y, de esta forma, mantenerse más tiempo en el poder.
sábado, 13 de octubre de 2007
La necesidad de la trascendencia y el poder la inmanencia
Históricamente, el ser humano ha buscado un sentido a su existencia. Desde tiempos remotos, este hecho se ha venido manifestando en la creencia en seres superiores, a la propia humanidad, que deciden y determinan el curso de la vida en su entorno. Es así como han nacido los ritos y manifestaciones que ponían al ser humano en contacto con esos seres superiores que trascendían nuestra propia existencia.
Me atrevería a decir que, ciertamente, en toda persona existe la necesidad de dar una explicación a lo incomprensible: el inicio de la vida, el universo, la muerte,… Esto ha llevado en tiempos modernos al desarrollo potencial de la ciencia y sus investigaciones. Pero este desarrollo exponencial y esta opción clara por la ciencia son bastante recientes en nuestra historia humana. Incluso hoy, la ciencia es cuestionada en determinados ámbitos y regiones del planeta y en muchas mentes de este mundo. Ha sido la creencia en la trascendencia la que ha monopolizado nuestra ansia de explicar la vida.
Esta creencia trascendente se materializó en ritos y símbolos que ponían al ser humano en contacto con estos seres creadores del todo, pero sobre todo se estructuró en discursos, teorías y axiomas que venían a dar cuenta de la realidad actual, pasada y futura. De esta forma, el ser humano había encontrado una explicación a su existencia y calmado la necesidad de andar en búsqueda de un porqué a los hechos más naturales y, a la vez, inexplicables (la lluvia, el movimiento del sol, la noche, el día,…).
Este fundamento teórico llegaba directamente de los dioses y tenía, por lo tanto, una inspiración divina que trascendía toda capacidad humana de entendimiento y de duda. Se transmitía por medio de unos pocos seleccionados, elegidos, con capacidades especiales para realizar una lectura divina de la vida, los cuales sí estaban capacitados para este entendimiento.
Es así como la religión viene a ocupar un puesto privilegiado en la vida de la mujer y el hombre. Es desde la necesidad de resolver la duda ante las causas de muchos fenómenos y, sobre todo del dolor y el sufrimiento, que la creencia en una trascendencia que lo domina todo toma fuerza. Lo expuesto hasta el momento es fácilmente comprensible: el ser humano tiene necesidades y busca resolverlas. En este sentido la trascendencia es una buena salida a cuestiones que no es capaz de resolver por sí mismo. Si depositamos todo nuestro desconocimiento en un mismo “saco” que le dé explicación la vida adquiere sentido. Todo está en orden, porque lo que escapa a nuestro entendimiento tiene su razón de ser, lo que ocurre es que sólo unos pocos están preparados para interpretarlo. De esta forma la necesidad de creer en la trascendencia va adquiriendo poder la inmanencia. Es decir, desde el momento en que para poder entender lo que dicta la trascendencia necesitamos de otro ser humano (inmanente) el poder se convierte en inmanente, humano, debido a que será su interpretación de los hechos divinos los que deban ser creídos, aceptados y seguidos.
Nos encontramos, en consecuencia, con la aparición de la religión en la vida de la mujer y el hombre como elemento central. Herramienta esencial para poder vivir y dirigir nuestras vidas acorde a los mandatos de sus creadores.
Este hecho se prolongará hasta nuestros días con distintos recorridos, con diferentes caminos que han llevado a la religión, en nombre de una fuerza divina, a decidir, dominar y determinar el devenir de los pueblos.