jueves, 27 de diciembre de 2007

Palabras para acabar el año


Se han dicho muchas, muchísimas palabras a lo largo de este año que acaba.

Algunas han conformado frases que recordaremos durante mucho tiempo, otras han caido en el olvido, otras no han llegado a pronunciarse, algunas nos hubiera gustado decirlas a nosotros, las hay que nos han molestado y las hay que nos han alegrado.

Palabras que resuenan en nuestro interior y palabras que nos repiten desde el exterior, las unas para reflexionar, las otras para obedecer.

Alguien me dijo en una ocasión que la palabra más dulce para nuestro oido, la que más le gusta procesar a nuestro cerebro, la que más nos gusta escuchar, es la de nuestro propio nombre. No lo sé.
Muchas palabras se han dicho este año, quizás las más sonadas ultimamente sean esas de: ¿por qué no te callas?

Muchas palabras he dicho este año, muchísimas la verdad, porque no me callo ni bajo el agua. Quizás las más importantes fueron las de: te quiero.

Muchas palabras me han dicho este año, de todas ellas me quedo con dos que siguen resonando en mi cada día: yo también.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Como en casa


Hacer la maleta, deshacerla; salir de un sitio, entrar en otro; despedirte de seres queridos, encontrarte con otros... Eso tiene vivir fuera, pero ¿fuera de dónde? Ya no sabes de dónde eres. Lo importante es seguir contando con gente allí a donde vas.

Hoy me he visto con mi amiga Elena, que lleva pocos días en Tenerife y está viviendo cambios. Me decía esta tarde, que era raro, porque estando conmigo se sentía como en casa. Eso me ha hecho reflexionar y he entendido que Elena tiene razón. Que lo importante no es el lugar, sino las personas que en él están.

Hoy echo de menos muchas cosas, momentos, vivencias y personas de otros lugares, pero hoy, esta tarde, yo también me he sentido como en casa. Y eso me pasa aquí (en Tenerife), en Las Palmas y en Barcelona.

Es extraño, es sentirse siempre en casa, pero también sentirse siempre fuera. Siempre echando de menos, pero siempre deseando estar donde estás en ese momento. Puediera parecer negativo, pero no lo es. Es sólo cuestión de saber entender que puedes ir a cualquiera de esos sitios y sentirte como en casa. Es ensanchar las cuatro paredes en las que habitas normalmente.

lunes, 10 de diciembre de 2007

A propósito de los Balcanes (I)


La coincidencia en los Balcanes de tres religiones nos parece a todas y todos, a día de hoy y por la situación actual del mundo, un polvorín en sí mismo. Pero, realmente no tendría por qué ser así.

Nos encontramos con tres religiones[1] que tienen muchas semejanzas. Para empezar, lo más importante: las tres son monoteístas. Esto de por sí ya implica que, independientemente de cómo lo llamemos (Alá o Dios), la manera de justificar y ordenar el mundo es similar: una única fuerza trascendente en oposición a las creencias animistas o politeístas. Por lo tanto, ya están de acuerdo en una cuestión básica para el entendimiento.

Las tres tienen, en su esencia, la misma creencia. La de que ese ser superior quiere lo mejor para el ser humano. No entro a valorar aquí las desvirtuaciones que a lo largo de la historia ha tenido y sigue teniendo esta esencia. Comparten un pasado común. Para ambas, el gran patriarca fundador, el que realizó la primera alianza con Alá o Dios es Abraham[2]. Tienen una misma raíz.

En el caso del los musulmanes, aceptan a Jesucristo como un profeta. Cierto es que no es relevante para ellos, pero considero que ya es un punto de encuentro importante[3].

Dándose todas estas similitudes, cabe preguntarse cómo la religión ha servido de justificación para que algunos pueblos balcánicos establezcan diferencias con sus vecinos. Diferencias que han desembocado en duras y cruentas guerras que han ahondado las distancias que, a priori, a penas existían.

La respuesta a esta pregunta no es fácil. Es muy larga la historia de encuentros y desencuentros en la región como para poder resolverla de manera sencilla. Es también una región que ha vivido muchos cambios: pueblos, imperios y religiones que han ido alternando su estancia y dominio en la región. Debemos, por tanto, recurrir a la historia para poder desenmarañar esta tela de araña y podamos entender las causas de estas diferencias, hoy profundas.

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[1] Aunque en la práctica son tres religiones, para este caso se podría hablar de dos religiones (cristiana y musulmana), porque las diferencias entre la iglesia cristiana ortodoxa y la católica se deben, principalmente, más a cuestiones organizativas y de creencias colaterales que a la esencia misma de su fe.

[2] Es el nombre cristiano católico.

[3] Siempre me ha llamado la atención como el Islam se nos ha planteado a los cristianos como la religión enemiga, más allá del judaísmo, cuando que éstos no reconocen a Jesucristo ni siquiera como profeta y en cambio aquellos sí. Me inclinaría a pensar que se debe a una cuestión de fuerzas. El judaísmo no está en condiciones de competir con el cristiano, en número de seguidores, en cambio el Islam tuvo, en su momento, una fuerte expansión que amenazó la soberanía del cristianismo.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Marcos es un gay


"Marcos es un gay en San Francisco, un negro en Suráfrica, un asiático en Europa, un chicano en San Ysidro, un anarquista en España, un palestino en Israel, un maya en las calles de San Cristobal, un judío en Alemania, un gitano en Polonia, un mohicano en Quebec, un pacifista en Bosnia, una mujer sola en el metro a las diez de la noche, un campesino sin tierra, un miembro de una banda en los suburbios, un trabajador desempleado, un estudiante infeliz y, naturalmente, un zapatista en las montañas"

Subcomandante Marcos